En este artículo voy a hablar acerca de algo que hace tiempo que tenía pendiente: un debate que hicimos en clase acerca de la escuela nueva.
Para comenzar este artículo, quiero hacer hincapié en dos preguntas que se plantearon al inicio de la clase y que fueron las que abrieron el debate. La primera de ellas fue: ¿que encontramos que es imprescindible en la escuela nueva? Y como enlace a la anterior pregunta, se formuló una segunda, la cual fue: por tanto, ¿Qué cambiarías de la escuela vieja?
A raíz de estas preguntas y su consiguiente debate, he llegado a unas cuantas reflexiones entre las cuales se encuentra el hecho de que muchos de los profesores y profesoras que hoy en día dan clase a sus alumnos/as de primaria están estancados en el pasado. Hoy en día con la revolución de las TICs, dónde los niños y las niñas están inmersos en un mundo de tecnología, no puede haber un colegio donde aún se usen los libros de texto a rajatabla. Por supuesto, aún existen. Hay profesores antiguos que no abandonan el método de libros y clase magistral porque están convencidos de que este método, que ha durado muchísimo tiempo, funciona perfectamente, cuando en mi opinión los alumnos/as meramente se limitan a estudiar (“empollar”) toda la teoría antes del examen final y después, si lo he estudiado no me acuerdo. Señor@s, si los profesores tienen poca motivación de enseñar a los niños/as con métodos de hoy día, ¿cómo van los alumnos/as a tener motivación para aprender?
Por otra parte, el motor de cambio para que una sociedad no se estanque debe darse desde una buena educación que proporcione a los alumnos/as una mentalidad abierta y flexible a los cambios que se producen día a día. Por lo tanto el que debe hostigar este cambio es el guía del aprendizaje, es decir, el propio profesor. Entonces, y a partir de aquí, los cambios se irán produciendo paulatinamente, y refiriéndome a la escuela y en particular a la educación, el final de la memorización dando paso a la comprensión y la utilización de una evaluación continua, en el que los alumnos/as serán evaluados por lo que hacen día a día y no con un examen final en el que se lo juegan todo, así los alumnos/as deberán encontrar una motivación extra que les califica el trabajo que hacen cada día y no solo “la tarde de antes”.
Finalmente y como he recalcado antes, el profesor es un guía, una persona que debe guiar la supercantidad de información que encontramos por todos lados hoy en día. Por tanto ese miedo que encontramos en algunos de los profesores hoy en día en el que creen que las máquinas y las tecnologías reemplazarán a los profesores, es infundado.
Como conclusión, tengo que decir que una escuela nueva debe de formarse desde uno mismo, hay que reflexionar y pensar no solo en la escuela que queremos conseguir, si no, en los objetivos que queremos cumplir y en los alumnos/as que queremos formar. Todo esto es un gran engranaje que va unido y en el que todas las piezas deben funcionar para que la máquina termine funcionando.
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