Para comenzar esta reflexión me gustaría recalcar el gran papel que tienen las nuevas tecnologías en el tiempo en el que nos encontramos. Estas tecnologías hacen más fácil la labor del docente y la labor del estudiante, debido sobre todo a la facilidad de encontrar información necesaria para cada uno de los contenidos a impartir por parte del maestro o maestra y a aprender por parte del alumno o alumna.
Dentro de estas nuevas tecnologías encontramos una gran diversidad de elementos: INTERNET, redes sociales, nuevos aparatos tecnológicos como pueden ser los ordenadores portátiles, IPAD…
Si hablamos de educación, siempre están la mayoría de los docentes dispuestos a decir lo buenas que son las nuevas tecnologías, lo importantes que nos resultan hoy en día; nos hinchamos de orgullo al decir que las utilizamos en clase. Pero, ¿utilizamos todas las herramientas disponibles a nuestra disposición para mejorar lo que impartimos? Creo que no. Con esta última pregunta me refiero, por supuesto, al uso (o mejor dicho al no uso) de los videojuegos.
Los videojuegos son el pasatiempo más popular entre los niños y niñas de hoy día; utilizan su tiempo libre para pasarse pantallas, para enfrentar retos que el juegos les va poniendo, para ponerse en lugar del protagonista del videojuego y vivir aventuras. Sin embargo, los padres tienen una idea totalmente inversa acerca de este pasatiempo. Para ell@s los videojuegos son una pérdida de tiempo que solo hacen que el niño se pase enfrente de la pantalla (ya sea de la televisión, del ordenador, de la PSP…) horas y horas.
La mayoría de los educadores se mantienen en la postura que tienen los padres donde los videojuegos es un mero pasatiempo.
Ahora, ¿y si uniéramos este pasatiempo que tan popular es entre los niñ@s con la educación que tanto preocupa a padres y a profesores?
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El primero de ellos sería el de encontrar una nueva y buena motivación en el alumn@, por el cual este se interese en los contenidos y aprenda casi sin darse cuenta.
El segundo aporte sería que el profesor/ra podría entrar en ese mundo, en ese grupo exclusivo que forman estos niñ@s al ser aficionados a una misma cosa.
Sin embargo, no todo va a ser bueno si los videojuegos entran en la educación. Para empezar, si los videojuegos se convierten en una herramienta más de uso totalmente permitido e incluso fomentado, puede que empiecen a perder el atractivo que ahora poseen para los niñ@s. Por otra parte, si durante el uso de esta nueva herramienta llega a ser “mal utilizada” como ha pasado con el uso del ordenador y el soporte power point, puede que llegue a ser motivo incluso de aburrimiento. Finalmente y pensando en el aspecto de la salud de los niñ@s, creo que estar tanto tiempo delante de una pantalla no es bueno para la vista, ya que, la luz que emiten estos aparatos quemaría poco a poco la vista de los niñ@s.
Todo esto, no obstante, son sólo hipótesis que seguirán sin demostrar hasta que se haga alguna experiencia de esta índole.
Así y para finalizar, pienso que los videojuegos pueden llegar a ser un herramienta muy útil si se usa bien, sin embargo puede llegar a ser un rotundo fracaso de cualquier otra manera.
Por ello, y generalizando, creo que el avance de tecnologías en la escuela es algo muy importante a lo que todos los docentes debemos dedicarle tiempo y esfuerzo para poder conseguir elevar la educación a un nuevo plano donde la motivación y la instrucción vayan de la mano.
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